“
Magis” es una palabra muy nuestra. Ser más, crecer, desarrollar nuestras capacidades al máximo es a lo que aspiramos. Por tanto cuando Pilar me propuso salirnos de lo “normal” y hacer la locura de juntar la asignatura de “Cambio Social y de Género” y “Tecnología” para trabajar de manera distinta con nuestros alumnos, mi primer pensamiento fue: “¿De verdad tienes que preguntármelo?”.
Nuestros alumnos necesitan algo más que la clase magistral (que a pesar de su nombre puede ser muy poco “magis”). Necesitan que les dotemos de herramientas para enfrentar la realidad. Herramientas que le permitan conciliar tantas realidades que coexisten en sus vidas.
Decidimos, pues, darnos la excusa de un taller de cocina para trabajar junto a ellos. Así, con el pretexto de aprender a preparar un plato de cara a una comida en común de la clase, los alumnos se enfrentaron a tomar la decisión de qué plato cocinar, a investigar sobre el mismo (receta, valores nutricionales, etc), a elaborar un presupuesto, a cocinar el plato y a presentarlo a la clase el día de la comida en común.
La planificación docente comienza con el diseño de los equipos atendiendo a dos elementos principales. Por un lado el sociograma del grupo clase. Por otro el fuerte elemento motivador de que algunos padres y madres se han sumado a la actividad.
De este modo tenemos a familias, docentes y alumnado trabajando en equipo dentro de la rutina del centro y no como un hecho aislado. No hace falta decir lo mucho que ha favorecido este contacto a la implicación de los padres en la vida del centro.
Una vez preparados los grupos, cada alumno recibe un cuaderno con la doble función de ser una guía de la actividad y un elemento de trabajo personal. Los padres implicados reciben instrucciones de los docentes y un guión de la actividad que les permita ubicarse en cada sesión.
Con los deberes hechos, nos lanzamos a la tarea de que cada grupo tome sus decisiones de manera autónoma. Familias y docentes se incluyen en los grupos como un participante más pero con misiones extra. Han de hacer caer a los alumnos en aspectos que se les escapen, aclarar sus dudas en cuanto a conceptos técnicos y motivarles a que tomen sus propias decisiones desarrollando técnicas de resolución de conflictos.
Pasadas algunas sesiones de trabajo y con la receta ya definida, llega la excursión al mercado. Nuestros alumnos descubrieron la complejidad de elaborar el presupuesto de comida en un hogar. Fue un no parar de sorpresas y problemas imprevistos (“¡Ah!, ¿no toda la fruta pesa lo mismo?...”).
Completado el trabajo “teórico”, dedicamos una mañana a la elaboración de los platos. Nuestros supercocineros tomaron conciencia del trabajo que ha supuesto para alguien que ellos se encuentren un plato en la mesa todos los días. Pero salieron airosos y padres, alumnos y profesores disfrutamos de una comida en hermandad llena de risas.
Todo esto y muchas cosas más que fueron surgiendo de manera imprevista (alumnos de origen extranjero que nos trasladaron su gastronomía, canciones, teatros de presentación, descubrimiento del “sushi paleño”, etc.) han conformado una experiencia única que ha enriquecido a todos los participantes y les ha ayudado a redescubrirse y crecer.
Pablo Tulio Bayo Arán
Profesor de Tecnología de 1º ESO - SAFA-ICET