La violencia hacia las mujeres, hacia las niñas, es uno de los grandes problemas a los que se enfrenta la sociedad. Por ello es necesario que tengamos los ojos abiertos y no los cerremos nunca ante las injusticias.
La educación es la clave para cambiar nuestro mundo. Resolvemos nuestros problemas de forma pacífica, desde el respeto, el diálogo y la tolerancia.
La sensibilización ante la violencia de género la trabajamos durante todo el curso, pero de forma más explícita en torno a la jornada del 25-N. Los más pequeños, Infantil y Primaria, tras la reflexión, crearon una frase por curso, que leyeron para todos los demás. Para ello creamos carteles que pusimos en lugares preferenciales de nuestros patios y a cada miembro de la Comunidad Educativa se le dio una pegatina con distintos lemas que les invitaban a la reflexión (entre ellos: “Amar no conoce violencia”) y carteles tamaño folio, realizados por el alumnado, que fueron pegados en las paredes del centro. Además de todo ello, cada año participamos en un concurso de Microrrelatos sobre la violencia de género a nivel provincial, en el que, entre todos, ha sido seleccionado uno de nuestro centro, del que os hacemos partícipes:
“Ella se sentía envuelta en una tormenta de arena. No había conocido otro país y en él había sido feliz.
Aún con el peso de la tradición, en su infancia fue a la escuela, a la Universidad, conducía su propio coche, incluso entre sus amores platónicos de la adolescencia se encontraba uno de los soldados españoles al que veía de vez en cuando, cuando iba a visitar a su padre a la embajada. Una calurosa tarde, logró hablar con él y desde ese momento soñó con volar a España. Escribía mensajes en los aviones que ella misma hacía con las hojas de roble que encontraba y los echaba a volar.
Desde el mes de abril, en que anunciaron la retirada de las tropas de Afganistán, su mundo interior se tambaleó. Con la llegada de los talibanes todo sería distinto, pasaría a ser algo, abandonaría su deseo de ser profesora universitaria, su independencia, su coche… Deseaba ponerse el burka para ahogarse en su rabia e impotencia.
Solo le mantenía en pie el deseo de subir a ese avión prometido; temía que fuera de hojas de roble y se perdiera en las montañas como con tantos otros ya le había sucedido”.
Desde SAFA-ICET trabajamos por una educación en valores, donde tengamos todos los mismos derechos, el mundo sea nuestra patria y el AMOR nuestra bandera.