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EN MEMORIA DE ANTONIO RODRÍGUEZ SORIA

 

altQuerida familia de Antonio: esposa e hijas, yernos, cuñados…. Amigos y compañeros del ICET.

 

No tengo más remedio que rememorar a quienes lideraron su patrimonio espiritual: sus padres, y sus preceptores del colegio a quienes éstos depositaron su plena confianza para la formación de un niño de corta edad, como tantos de los aquí presentes.

 

De los primeros, sus progenitores, recibe la vida, el afecto y los principios rectores que sirven como guía para el peregrinar durante su vida.

 

De los segundos, es decir, del Colegio, adquirirá la carta de navegación para una sólida formación profesional, una fe, que la hace práctica a través del servicio a los demás y unas cualidades como persona que le han hecho solidario, colaborador y amigo leal de cuantos le hemos conocido.

Su capacidad para relacionarse, tendiendo puentes, aunando y conciliando las discrepancias que nos presenta la condición humana, han posibilitado la cordura y buen talante en cualquiera de los ámbitos en los que ha tenido presencia: en su trabajo como un buen profesional; en su familia como hijo, padre y esposo ejemplar; en nuestra Asociación de Antiguos Alumnos facilitando la organización y gestión de la misma; en su parroquia implicándose como cristiano comprometido, y cualquier otra faceta en la que ha ejercido cualquier actividad encomendada, y siempre de manera altruista, generosa y voluntaria.

 

Cuando hacemos referencia a su persona no cabe la vaguedad, no es posible referirnos a su espiritualidad desencarnada y abstracta de la vida real. El supo transparentar todo el patrimonio recibido de sus predecesores, que aunque algunos no los hemos conocido, basta haber observado su conducta, para deducir que su bagaje fue generoso en la transmisión de valores transcendentes. Valores que de forma inteligente ha administrado, e incrementado con su esposa e hijas, y no digamos con su madre, su cuñado Luis, sus cuñados, yernos, amigos…

 

Esta actitud y filosofía vital le ha sido fácil poner en valor, y compartirla con vosotros, hoy aquí presentes, y tantos otros repartidos por la geografía española, en sana reciprocidad, porque también vosotros sois portadores de la misma, pues habéis bebido de las mismas fuentes.

 

Paco Chaparro en sus palabras hace referencia a que se sentía más acompañado junto a Soria, en realidad lo que quiere decir, es que junto a su amigo percibía el amor desinteresado, el compromiso cristiano, la amistad sincera. ¿No son estas las exigencias y los referentes que Jesús nos propone al trabajar por el reino que nos mostró, ofrendado su vida por nosotros? Pues bien, quienes queremos tener como objetivos estas líneas de acción, creemos que nos espera esa felicidad eterna, por la que trabajamos en nuestro devenir. Por esto, pese al dolor por la separación de Antonio, nos queda la satisfacción de compartir la esperanza de saber que ha conseguido el fruto por su esfuerzo, y que junto a otros amigos y familiares que iniciaron su partida con antelación, nos espera para formar otra Asociación más dilatada y gozosa que esta.

 

Nuestro afecto, reconocimiento y oración por el amigo que goza ya de la presencia de Dios. ¡DEP Antonio!

altFotografías del acto en la Galería de Fotos